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Contra todas las guerras del capitalismo

Israel, el representante canalla de EE. UU. en el Medio Oriente con su propia agenda, inició la guerra actual atacando a Irán con el objetivo declarado de evitar físicamente que adquiera la bomba nuclear.

Según Netanyahu, la posesión de la bomba nuclear por parte de Irán representaría una amenaza existencial para el Estado de Israel. La idea es que, si Irán tuviera la bomba, la usaría para aniquilar a Israel. Esto es solo propaganda, ya que Irán quiere la bomba por la misma razón que Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia, China, India y Pakistán la tienen: como un elemento disuasorio para no ser atacado. Si Irán tuviera la bomba, sería muy tonto de su parte usarla contra Israel, ya que Israel mismo es un estado nuclear.

La verdadera razón de la guerra –y por la que Estados Unidos y Occidente están detrás de Israel– es mantener el equilibrio de poder en Oriente Medio. En las relaciones entre los estados capitalistas, el poderoso siempre tiene la razón y la posesión de armas nucleares por parte de Irán aumentaría su “poderío” y, por lo tanto, inclinaría la balanza a su favor. Es esto lo que los estados occidentales que actualmente dominan el área -porque es la fuente de gran parte del petróleo y del gas que necesitan para alimentar su producción-, desean impedir, idealmente por medio de la diplomacia, pero Israel ha forzado su mano.

Quién controla el petróleo, y las rutas comerciales y los oleoductos para sacarlo, ha estado en juego en todas las guerras en el Medio Oriente desde el final de la última Guerra Mundial. A primera vista, el problema parece ser la existencia del Estado de Israel, establecido en 1948 como una “patria judía” en una tierra que ha sido el hogar de generaciones de no judíos. Esto, en sí mismo, estaba destinado a crear resentimiento, pero podría haber funcionado si los Estados Unidos no hubieran decidido construir el poderío militar de Israel como su representante en la región para defender sus intereses económicos allí.

Los estados capitalistas -Occidente o Irán- que controlan los recursos económicos de la región no se preocupan por los trabajadores que viven allí. Los civiles de ambos bandos están siendo asesinados y heridos y los edificios e infraestructuras útiles están siendo destruidos por un asunto que solo es de interés capitalista.
Como socialistas, dejamos constancia de nuestro aborrecimiento ante esta última manifestación de la barbarie capitalista. El interés de los trabajadores, tanto en Israel como en Irán, es unirse a los trabajadores de todo el mundo para poner fin al sistema capitalista propenso a la guerra, y reemplazarlo con una mancomunidad socialista mundial donde los recursos naturales e industriales de la Tierra sean propiedad común de toda la humanidad.

Artículo original en inglés fue publicado el 1 julio 2025.

PDH